No sé si recuerdan las famosas cajas de juguete que les dabas cuerda unas cuantas veces y podía salir algo que te podía hacer reír, provocarte molestia o causarte angustia. Creo que todos los escenarios posibles con esas cajas sorpresa relatan bastante bien lo que han sido los tres semestres de mi carrera de Comunicación Social que llevo a mis espaldas en este preciso instante.
Ha sido una montaña rusa y tengo muchas anécdotas que podría relatar de todo ese lote de semanas que componen los semestres, pero lo que nos trae a este encuentro son mis impresiones acerca del último que he vivido y hoy justamente se cumple una semana de que lo he acabado, mi tercer semestre.
De antemano, quiero acotar lo atractivo que me ha parecido el plasmar mis pequeñas reseñas de lo que acontece en los niveles que van trazando los trayectos de mi vida profesional, por lo tanto, haré esto semestralmente y voy a suministrar información que nunca se sabe si le puede ser útil a un estudiante universitario de mi misma universidad, de otra universidad de mi país o de otros rincones fuera del límite venezolano que comparten esta profesión esporádica que nos vuelve tan bipolares, el ser estudiante universitario.
Mi tercer semestre lo recordaré siempre como la etapa donde se quiebran los promedios. Vi a mucha gente conocida y a amigos míos, ver como sus promedios se desintegraron y quedaron como los no tan bien recordados promedios de la secundaria, donde te valía un camión de pepinos rancios si tu promedio era bueno o no. En la universidad los promedios quieras o no, sientes que te importan, te causa incomodidad el ver como un profesor calificación tras calificación va arruinando lo buenos que hiciste en pasados semestres, y esa fue la sensación que más me quedó durante este trayecto.
Fue el semestre de la convivencia. Primeramente, conocí nuevos amigos que se unen a la tan sonada pandilla, al escuadrón, al pelotón de combate que estará contigo durante tu carrera o por lo menos aspiras que así sea; eso tiene mucho valor. Y los que no serán tus colegas de lucha, fueron buenos vecinos, por primera vez sentí que estudiaba con gente dedicada, seria y que sabe callarse la boca cuando es necesario, por primera vez sentí que estaba con gente y no con protozoarios.
Por último, creo que fue el semestre de los parpadeos y chasquidos como velocidades de tiempo. Todo pasó muy rápido, todo fluyó como la seda y jamás sentí que el final del semestre se veía lejano, todo fue a pasos de vencedores, todo fue con prisa y sin pausa. Puede que la psicología de mi mente aporte eso al estudiar algo que me enamora más cada día y que me inspira en muchos proyectos, es algo sublime.
Algo que dio mucho de que hablar este semestre, fueron los profesores. El tercer semestre se ha basado en muchas exigencias y en algunos casos, el altanerismo como método de acorralamiento. Lo primero es bueno, lo segundo, no tanto...
Mi top personal de los profesores de este semestre, del mejor al peor, donde por obvias razones no pongo los nombres.
Muchos profesores sin querer, me dieron muchas capacidades analíticas sobre sus comportamientos, además de lecciones personales que tomé por mi mismo durante este semestre y cargo anécdotas curiosas sobre esto. Pero para no ser tedioso, lo enlistaré en puntos breves, vamos, que ya sé que no les interesa un cipote mis impresiones sobre mis profesores, pero este blog es como mi diario e igual lo escribiré, sin dar muchos detalles.
- La profesora de Redacción III fue mi pesadilla ANTES de empezar el semestre, esto por culpa de comentarios que la colocaban como si fuera Medusa de la mitología griega, pero con cinco cabezas y una varilla para metértela en tus partes nobles. Como verán, fue todo una mentira y ahora lamento que no da más clases en próximos semestres. Recordaré a esa señora toda mi vida, gran mujer.
- El profesor de Periodismo Informativo II fue mi profesor de Redacción II en el semestre pasado y realmente me fue muy bien en aquella ocasión, ¿por qué no querría meter materia con él? Bueno, no hubiera querido si antes hubiera sido como fue en este semestre, donde abundaron irregularidades. No me gustan los camaleones, o por lo menos no cuando son personas siendo camaleones.
- No sé si es un problema de la materia, de la discordancia entre economistas y comunicadores o sencillamente que la personaje en cuestión hubiera sido un robot hablando de números y dinero; pero tal incapacidad para hacer llegar la información no la había visto ni en tiempos de primaria. Eso, aunado a un carácter totalmente denso como vómito de bebé, hicieron las clases de economía las favoritas de las latas de Coca-Cola, los café o las bebidas energéticas tipo Red Bull.
- Taller de análisis y comprensión fue una de las materias donde al final del semestre nunca pude entender su cometido. Me costó muchísimo digerir las razones de porqué vemos economía, pero aquí, aunque el nombre parezca que te explica todo, siento que no me explicaron nada. Eso sumado al hecho de que no tuvimos una sola profesora, sino dos profesoras, teniendo un pastel de personalidades. La primera una tirana silenciosa que desapareció a un cuarto de semestre y solo volvió al final del semestre para darle notas de un primer examen irregular (donde reprobó al 90%) a su suplente, perjudicando a todos y siento punto vital de que ahora muchos deban repetir la materia. Y bueno, dicha suplente resultó presentarse como la abuelita que te sirve las galletitas para la merienda, pero al final resultó ser de los docentes más groseros y altaneros que he visto en la vida, lo cual es bastante grotesco, hay discordancia en el hecho de que unos comunicadores sean enseñados por personas incapaces de comunicar sin acribillarte con su lenguaje.
De resto, todo funciona igual, la universidad luce igual, todo se mueve de la misma forma. Antes me impresionaba con facilidad lo que me ofrecía la USM, pero ya estoy en un punto donde como estudiante llegas a madurar respecto a la convivencia entre residencia y residente. Y si, he dicho "residencia", porque así considero a mi universidad, ya es mi segunda casa, mi pequeño hogar, donde como, duermo, estudio, o donde simplemente vivo.
Y por cierto, a quienes tengan dudas de si pasé todas mis materias. Si, si lo hice.
Y por cierto, a quienes tengan dudas de si pasé todas mis materias. Si, si lo hice.
Mis recomendaciones para otros estudiantes es que de antemano deben verificar ustedes mismos sobre profesores, nunca dejarse llevar por lo que dice aquel o lo que dice el otro. Antes de iniciar el semestre me hablaron pestes de una profesora que ha sido de lo mejor que he tenido en la carrera, y yo hablé maravillas de un profesor que al final le ha arruinado los próximos horarios a mitad de curso. En la universidad se vive por experiencias, no por cuentos que intentan nutrir tus hipótesis. A veces hay que tomar riesgos, porque lo cómodo no es confortable para toda la vida.
Mantengan relaciones de iguales entre ustedes como alumnos y los profesores. Son superiores a ustedes solamente en cargo y posiblemente en currículum, pero ambos son humanos, ambos pueden ser brillantes y ambos pueden tener la razón.
Infórmense bien de las reglas, no permitan decretos prealertados, si te dicen que vas a estar reprobado por hacer algo, busca los reglamentos de tu facultad y verifica que tanto te pueden reprobar por ello.
El tiempo vuela y nunca nos damos cuenta. Ya ha pasado casi año y medio de que hablé sobre mi primer día en la universidad y ahora hablo del fin de mi tercer semestre. A veces le temo al tiempo, o quizá es a su apresurado caminar. Sea como sea, ha sido y seguirá siendo una experiencia magnífica, sin duda alguna fue cierto aquello de que la vida universitaria es lo mejor que el ser humano puede experimentar.
Vendrán nuevas experiencias universitarias y aquí estaré para contarlas, por lo que espero tenerte aquí para que puedas leerlas.
Tengan ustedes, damas y caballeros, muy buenas noches.
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