sábado, 21 de abril de 2018

Reseña: Ready Player One


Desde que salieron los primeros trailers de esta película, muchos ya la catalogaban de un proyecto "solo interesante y palomitero". A veces pecamos con nuestro prejuicio, ya que el cine no se ha portado bien con los largometrajes que meten la temática de videojuegos. Sin embargo, cuando ves que en la dirección está uno de los hombres más ambiciosos que tiene el cine como lo es Steven Spielberg, es imposible no pensar que aquí se venía algo más que interesante. 

Basada en la novela homónima de Ernest Cline publicada en 2011, 'Ready Player One' nos lleva al año 2045 donde la realidad de las personas ha pasado a segundo plano, ya que la prioridad es adentrarse de lleno a OASIS, un mundo de realidad virtual con posibilidades infinitas creado por James Halliday y en el que al final todos buscan el mismo objetivo: Resolver los tres acertijos que otorgan tres llaves para desbloquear el easter egg que dará como premio una fortuna en dólares y el control máximo de compañía que hizo OASIS. 

Nuestro protagonista es Wade Watts, el clásico personaje con una vida complicada, pero que posee un gran conocimiento de esa cultura pop que todos tenemos un poco de ella en nuestro corazón.

Así como Wade, las personas tienen en OASIS el escape a sus nuevas vidas, rodeado de centenares de guiños a la cultura pop que tanto ama su creador Halliday. Justamente esa es la carta de presentación de 'Ready Player One', la infinita cantidad de referencias de videojuegos, películas, series, música, libros y más; donde el menos conocedor por lo menos reconocerá unas cuantas, mientras que el espectador más geek se sentirá como en casa.


Cuando hablamos del reparto de personajes tenemos que saber que un personaje en realidad son dos, ya que está su versión humana y su versión del videojuego, teniendo todos su propio seudónimo e incluso personalidades y apariencias muy diferentes. Estos personajes lo conocemos rápidamente tan solo con la introducción narrada por el mismo Wade (conocido como Parzival en OASIS) y poco a poco vemos un leve desarrollo en algunos como ocurre con Samantha (Art3mis en OASIS) o con Nolan Sorrento, el villano de la película. 

Luego están otros personajes con un desarrollo bastante limitado, algunos incluso solo aparecen y ya, son parte del elenco sin mucha discusión. Es un punto de crítica, ya que hablamos de un largometraje de 140 minutos de duración y la profundidad de los personajes quedó a deber, aunque no es tan grave, ya que la película prefirió en cuidar los detalles con los escenarios repletos de referencias en todo momento y que quizá complicando los guiones de los personajes, no hubiéramos prestado tanta atención.























La narrativa contiene de todo un poco, además de llevar un ritmo bastante sólido para ser una película con más de dos horas de duración, no hay muchos momentos flojos y siempre quieres saber un poco más de OASIS, sientes deseo de presenciar la próxima escena y observar por todos lados cual es la próxima referencia que te encontrarás. Esta película tiene un poder de inmersión en el espectador que pocas películas pueden lograr a veces.

Otros de los dos puntos más altos del film son sus visuales y su banda sonora. En lo visual el mundo real nos muestra a los personajes de carne y hueso, es sencillo, con tintes grises y ciudades considerablemente descuidadas por el abandono de la sociedad por andar jugando OASIS todos los días, se siente como un mundo post apocalíptico en ocasiones; mientras que el mundo demostrado en OASIS es representado con animaciones muy coloridas, muchas luces, muchos efectos especiales, literalmente lo que vemos en la realidad virtual opaca totalmente las escenas fuera del juego, en especial cuando vemos como adaptaron en OASIS cierta película de Stanley Kubrick.

El apartado sonoro lo comanda Alan Silvestri (Forrest Gump, Back to the Future) y no hay ninguna pieza musical que no te haga por lo menos sonreír y mover los pies. Escuchar piezas de Van Halen, Bee Gees, Rush y Depeche Mode siempre será algo especial.


Cuando te sientas a pensar cómo puedes crear una narrativa donde debes ir metiendo guiños a la cultura pop durante 140 minutos, sin duda no queda de otra que ofrecer respetos a Steven Spielberg. Ha plasmado de una manera tan especial todo ese mundo geek, que hoy en día no creo que exista un largometraje que le haga mejor tributo a todos los que en la vida hemos disfrutado de los videojuegos, el cine u otro pasatiempo que tuvo sus segundos en pantalla.

'Ready Player One' demuestra cómo influye esa cultura en la vida de las personas y es precioso ver que esos pasatiempos trascienden en el tiempo, nunca mueren, pueden dibujarte una sonrisa e incluso sacar una lágrima nostálgica. La cultura pop siempre sobrevive de generación a generación, teniendo un lugar para todos ayer, hoy y por siempre.

El mensaje final también es poderoso, haciéndonos saber que por muy bello que sea todo en un mundo virtual, detalles como la buena comida, las relaciones y un beso son elementos que solo encontrarás en la vida real. Ambas realidades pueden congeniarse, pero una jamás podrá sustituir a la otra.

Me atrevo a decir que 'Ready Player One' será de las películas más destacadas y especiales que tendrá el 2018, sin importar mucho si gana premios, sin duda provocará que más de uno la quiera volver a ver para adentrarse de nuevo en OASIS junto a sus personajes y echarle un nuevo vistazo a las referencias que nos perdimos por haber parpadeado en el momento menos indicado.

¡QUE COMIENCE EL JUEGO!