Escribir
es la representación de palabras e ideas mediante letras, bueno, eso dice el
diccionario. Yo digo que me gusta escribir, y es que con los años he aprendido
que la escritura va más allá de ser un verbo o una acción, porque no todo el mundo
puede escribir lo que quiere, ni cuando quiere y a veces, ni siquiera logran
escribir lo que piensan.
Desde
pequeño me gustó escribir, en primaria estuve participando todos los años en un
concurso de cuento navideño, el cual al fin logré ganar en sexto grado cuando
ya me iba de aquel colegio. En mi secundaria un día me creé un blog, solo por
gusto, porque me provocó y porque un sujeto de Internet al que admiraba (y sigo
admirando) tenía uno y lo leía todas las tardes. No me enorgullezco de los primeros
escritos, muchísimo menos de la redacción, pero lo que si me da orgullo es como
fue evolucionando todo ese tema.
Empecé
a llenar párrafos, ya no por caprichos o niñerías, sino por relatar cosas, lo
que me pasaba y lo que pensaba. Pasé así durante meses, años, las visitas
fueron aumentando y mi redacción se fue puliendo. Me volví obsesivo con cada
palabra, los que me conocen lo saben, hablo por el Whatsapp como si fueran a
quitarme 1,5 puntos por error; pero realmente eso me ayudó, porque una cosa es
querer escribir bien y otra es acostumbrarte a escribir bien.
En
mi blog me volví un personaje sin darme cuenta, me personifiqué de una manera peculiar,
pero seguía siendo yo, porque de eso era el blog, ya sea lo que me ocurría o lo
que se me ocurría en el día a día. ¿Cuántas historias he contado? Aquella
fiesta nefasta donde el DJ azotó nuestros tímpanos con salsa cabilla toda la
noche, o esa ocasión donde me enfrenté verbalmente con una señora que primero
decía que estaba gordo y luego daba los buenos días. Redacté con detalle cuando
aquella chica que me amaba a través de una pantalla puso gesto de asco como si
yo tuviera lepra cuando me vio en persona. Relaté cuando un día de marcha
oficialista unos chavistas me pitaron y criticaron porque llevaba una franela
de Nirvana y que seguro nunca escuché a Alí Primera (aunque confieso que no se
equivocaron en eso último)
Aprendí
a manejar las emociones, por lo que logré redactar con el estilo de la otra
cara de la moneda: La seriedad. El camino tan empinado para llegar a la etapa
universitaria, la historia de cómo al fin logré hacerme mi tatuaje. También he
escrito en honor a quienes ya no están, como un gran amigo del bachillerato y
sobretodo, mi abuelo. Tampoco me olvidé de escribir sobre este país en el que
vivo y este amor y odio que le tengo.
Al
final de cuentas, ha sido una experiencia inolvidable, me han visitado casi 35
mil personas, que puede ser mucho o poco dependiendo de tu percepción. Pero te
aseguro que yo no he llegado a ese número de conocidos todavía, así que por mi
está de maravilla.
Estudio
Comunicación Social, pero a la vez quiero dedicarme a la escritura. Creo que no
pude elegir mejor carrera que esta para eso, aunque conociéndome, pude ser
ingeniero, odontólogo o chef de empanadas e igual estaría escribiendo en mis
tiempos libres e incluso crearía mis propios libros. Pero no me malentiendan,
quiero trabajar en radio, ser una personalidad de Internet y escribir guiones
de películas. Sin embargo, todo eso puede estar a la altura, pero la cordura me
dice que seguiré amando la poesía y la literatura. Además, por allá dentro de
cien años cuando cruce el límite de la vida, a uno siempre lo recuerdan por las
buenas labores que hizo. ¿Qué quiero que digan de mí? “Ah bueno, ese pana se
dedicaba a escribir de todo. Sí, así mismo, él era el escritor”
Dew.
Debo confesar que al leer varias de tus entradas me he quedado deslumbrada; una mezcla entre querer escribir todo y al mismo tiempo no poder escribir nada.
ResponderEliminarNo todos los días te topas a un desconocido con el que sin haber hablado jamás, logra tocarte con letras, y mucho menos cuando este comparte ciudad contigo y aún no sabe de tu existencia.